Credo y Técnica de la Prosa Moderna - Jack Kerouac

 

1.     Cuadernos de notas secretos, garabateados, y páginas salvajemente escritas a máquina, para tu propia felicidad.
2.     Sométete a todo, abierto, escuchando.
3.     Intenta no emborracharte fuera de casa.
4.     Enamórate de tu propia vida.
5.     Lo que sientas encontrará su propia forma.
6.     Sé el santo ingenuo de tu imaginación
7.     Sopla tan profundo como quieras soplar.
8.     Escribe lo que creas insondable, desde lo hondo de tu imaginación.
9.     Las inexpresables visiones del individuo.
10. No le des más tiempo a la poesía del que precisa con exactitud.
11. Cosquillas visionarias temblando en tu pecho.
12. Sueña en trance permanente los objetos que están delante de ti.
13. Deshazte de tus inhibiciones literarias, gramaticales y sintácticas.
14. Como Proust, sé un viejo fumado del tiempo.
15. Di la verdadera historia del mundo en un monólogo interior.
16. La joya central del interés es un ojo dentro de un ojo.
17. Escribe para recuerdo y asombro de ti mismo.
18. Sé conciso en una mirada aguzada, nadando el mar del lenguaje.
19. Acepta para siempre el fracaso.
20. Cree en el sagrado contorno de la vida.
21. Esfuérzate en describir el fluido que ya existe en tu mente.
22. Si te detienes, no pienses en la palabra mas que para ver mejor la imagen.
23. Síguele el rastro a cada día, en el bálsamo de las mañanas.
24. No temas o te avergüences del conocimiento, el lenguaje o la dignidad de tu experiencia.
25. Escribe para que el mundo vea la exacta imagen que tienes de él.
26. Un libro-película es una película en palabras, la forma visual americana.
27. Alaba el Carácter del Parpadeo de la inhumana soledad.
28. Composición salvaje, pura, indisciplinada, venida de dentro, alocada si es posible.
29. Eres un genio siempre.
30. Director-Escritor de películas Terrenales, auspiciadas y protegidas por el Cielo.



PREPARACIÓN: el objeto se ubica antes de la imaginación, incluso antes la realidad, como un boceto (frente a un paisaje, una taza de té o un viejo rostro), o desde la memoria, en donde se convierte en un bosquejo de una determinada imagen-objeto.

PROCESO: al ser el tiempo la esencia de la pureza del discurso, el volcado del lenguaje es un fluido ininterrumpido de la mente en secretas y personales ideas-palabras, soplando (como un músico de jazz) el tema de una imagen.

MÉTODO: No hagas periodos que separen las oraciones-estructuras, ya arbitrariamente atiborradas de falsos dos puntos y las usualmente tímidas e innecesarias comas, mas que con el vigoroso espacio de la respiración retórica (tal como un músico de jazz toma aire entre las frases que no ejecuta) – “las pausas medidas son la esencia del discurso” – “escuchamos divisiones de sonido” – “el tiempo y cómo dar cuenta de él” (William Carlos Williams)

CAMPO: no selecciones la expresión sino siguiendo la libre desviación (asociación) de la mente en el infinito soplar-el-tema al producir océanos de pensamiento, balanceándote en el mar del Inglés sin otra disciplina que el ritmo de la exhalación retórica y el principio de frenesí, así como golpeas con tu puño la mesa con absoluta expresión, ¡bang! (guión de espacio) – Sopla y escribe tan profundo como quieras, pesca tan hondo como quieras, satisfaciéndote a ti mismo primero, para que luego el lector pueda recibir telepáticamente el estímulo y la emoción significante mediante las reglas que operan en su propia mente.

DEMORA EN EL PROCESO: no te detengas a pensar en la palabra apropiada, sino en el infantil cruce de escatológicas palabras acumuladas hasta conseguir la satisfacción, lo cual depondrá el ritmo por el pensamiento, acorde con las grandes leyes del tiempo.

TIEMPO: No hay barro que corra con el tiempo y, acorde a las leyes del desarrollo del tiempo shakespeareano, es preciso hablar ahora, en la forma inalterable en que lo haces, o callar para siempre – no hagas correcciones (excepto obvios y sensatos errores, como nombres o inserciones que no tienen nada que ver con el acto mismo de escribir sino con el de insertar)

CENTRO DE INTERÉS: no comiences por ninguna idea preconcebida de lo que vas a decir sino apégate a la joya central del interés en el tema de la imagen en el momento de escribir, y escribe desde el mar del lenguaje hacia una periférica redención y agotamiento – No pienses luego excepto por la poética o los epílogos. No pienses luego en “mejorar” o remediar las impresiones ya que la mejor escritura es siempre la más dolorosamente personal y exhaustiva, ejecutada desde la segura cuna de la tapa de los sesos, haz de ti tu propia canción, ¡sopla! – ¡ahora!- tu camino es el único camino – “bueno”- o “malo”- siempre honesto (“absurdo”), espontáneo, interés “confesional”, nunca artificial. El artificio es sólo artificio.

ESTRUCTURA DEL TRABAJO: las modernas y bizarras estructuras (ciencia ficción, etc.) se yerguen desde un lenguaje que ha muerto, temas “diferentes” que dan la ilusión de una “nueva” vida. Anda duramente las lindes del movimiento propio del tema, como una piedra en el río, fluir de la mente en la joya del interés (que tu mente corra sobre ella), deja que empiece a pivotar, y donde antes estaba la forma de un “principio” oscuro habrá luego la urgente necesidad de un “final,” y el lenguaje se acorta en la carrera para atarse al correr del tiempo de la tarea, siguiendo las leyes de la Forma Profunda para concluir con las últimas palabras, y los últimos sudores – La Noche es el Fin.

ESTADO DE ÁNIMO: si es posible escribe “inconscientemente”, en semi-trance (como Yeats, “trance de la escritura”) dejando que la inconciencia admita sus propios intereses desinhibidos, necesarios, y el lenguaje “moderno” lo que la conciencia censuraría; escribe excitada, velozmente, con los calambres propios del manuscrito o el tecleo, de acuerdo con (así como vas del centro a la periferia) las leyes del orgasmo, la “tormenta de la conciencia” de Reich. Venida desde dentro, surgiendo para relajarse y hablar. 

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