Regiones Estelares
"Algunos tienen que morir, donde zozobran los pesados remos de las naves. Otros moran junto al timón, conocen el vuelo de las aves y las regiones estelares". Hofmannsthal
Hemos olvidado el esfuerzo, la lucha y el dolor necesarios para construir el mundo que hoy habitamos. Hemos olvidado la raíz noble de nuestra identidad histórica y asumimos el mundo como un objeto dado, constituido por instituciones (anacrónicas) que garantizan por sí mismas la seguridad y el bienestar sin requerir esfuerzo alguno. No poseemos ningún vínculo o nexo con el mundo circundante, sino que nos limitamos a ocuparlo y disfrutarlo como un derecho otorgado que no exige nada a cambio. Vivimos desparramados en la apatía del disfrute. Nuestros ojos, que reflejan ya el olvido del olvido, perciben un mundo que funciona solo, del que otros, completamente invisibles, se encargan. Para nosotros el mundo es un souvenir, es entretenimiento paternalista, una herencia que se despilfarra.
Y en la realidad de países como el nuestro, una jaula infernal de la cual somos verdugos y prisioneros. La ironía se encuentra en que la propia negligencia y la apatía no han soportado la densidad del abismo. De la indiferencia humana ha nacido el alma marchita en la pobreza y la criatura alienada con las gríngolas de la ignorancia. Por la cual van dando tumbos en la marginalidad tanteando los delirios de su propia alienación. Ésta es la fantasía de los pobres, el engranaje infernal que los desgarra sin llevarlos a ninguna parte. Son los remeros que nunca saldrán del barco; los que jamás han visto el mar.
Hemos olvidado el esfuerzo, la lucha y el dolor necesarios para construir el mundo que hoy habitamos. Hemos olvidado la raíz noble de nuestra identidad histórica y asumimos el mundo como un objeto dado, constituido por instituciones (anacrónicas) que garantizan por sí mismas la seguridad y el bienestar sin requerir esfuerzo alguno. No poseemos ningún vínculo o nexo con el mundo circundante, sino que nos limitamos a ocuparlo y disfrutarlo como un derecho otorgado que no exige nada a cambio. Vivimos desparramados en la apatía del disfrute. Nuestros ojos, que reflejan ya el olvido del olvido, perciben un mundo que funciona solo, del que otros, completamente invisibles, se encargan. Para nosotros el mundo es un souvenir, es entretenimiento paternalista, una herencia que se despilfarra.
Y en la realidad de países como el nuestro, una jaula infernal de la cual somos verdugos y prisioneros. La ironía se encuentra en que la propia negligencia y la apatía no han soportado la densidad del abismo. De la indiferencia humana ha nacido el alma marchita en la pobreza y la criatura alienada con las gríngolas de la ignorancia. Por la cual van dando tumbos en la marginalidad tanteando los delirios de su propia alienación. Ésta es la fantasía de los pobres, el engranaje infernal que los desgarra sin llevarlos a ninguna parte. Son los remeros que nunca saldrán del barco; los que jamás han visto el mar.
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