La Banalidad del Mal y El Mal de la Banalidad (Parte II)
Hannah Arendt publicó en 1963 un reporte, originalmente escrito para el New Yorker, en el que presentaba su análisis sobre el juicio a Adolf Eichmann en Jerusalem por su participación en el Holocausto. Eichmann ha sido catalogado como "El arquitecto del Holocausto" debido a que manejó la logística de deportación y transporte de los judíos a los guetos y a los campos de concentración. Creo que en base a lo que discutimos en la primera parte podríamos afirmar que Eichmann era un malo de verdad.
Muchos anticipaban el juicio y en especial las intervenciones de Eichmann. En parte porque se esperaba una explicación, una mirada interna y personal que le diera de algún modo algo de sentido y revelara la estructura que hizo posible la producción industrializada de muertos. Y hacemos énfasis en el término "industrial" porque el Holocausto fue llevado a cabo con toda la eficiencia de una empresa industrializada que sólo es posible en un estado moderno. Existió división y especialización del trabajo, también una estrcutura burocrática estatal encargada de procesos y gestiones operativas, y también se emplearon maquinaria y equipos que permitieran maxificar y masificar resultados, que a su vez, acompañaban y profundizaban la "cosificación" de todos los elementos del proceso, especialmente a los seres humanos involucrados en él.
Los individuos clasificados por números, despojados de toda identidad o de algún rasgo genuinamente humano, eran convertidos en objetos, en elementos constituyentes del proyecto. Y los funcionarios, al asimilar la cosificación de los individuos, lograban percibirlos como tal. Así el proceso que conducía al asesinato de seres humanos indefensos se transformaba en cumplimiento del deber y responsabilidad hacia el trabajo. De algún modo se tomó frente al Holocausto la aproximación que una corporación emplearía para elaborar un producto (en cantidades industriales) con la mayor eficiencia posible. De ahí el origen de la expresión "producción industrializada de muertos".
Ahora, ¿Quiénes serían capaces de algo así? ¿Quiénes podrían planificar semejante proyecto atroz y quiénes serían capaces de ejectuarlo? Algunos han afirmado que sólo una encarnación del mal absoluto podria realizar algo así. Lo cierto es que al pensar en los responsables imaginamos hombres corroidos por el odio, contaminados y alienados por la ideología, profundamente trastornados y enfermos pero indudablemente capaces y con cierto grado de inteligencia. Esto se debe a que la estructura creada para ejecutar la "solución final" pareciera en principio requerir cierto rango intelectual y la exclusión de incapaces e ineptos.
Sin embargo, Arendt titula su reporte "Eichmann en Jerusalem: Un estudio sobre la banalidad del mal". No es nuestra intencion discutir aqui el trabajo de Arendt, el enorme impacto que tuvo y la polémica del que ha sido protagonista. Pero si hay que mencionar que, en pocas palabras, Arendt no encontró en Eichmann a una mente maestra particularmente inteligente. Como si su personalidad, sus pensamientos y opiniones no dieran cuenta de todo lo que fue capaz de hacer.
Personalmente creo (y es lo que encuentro realmente interesante) que Hannah Arendt dejó al descubierto una especie de mecanismo o capacidad del ser humano para, en determinadas circunstancias, suspender o incluso prescindir de su moralidad, sentido común y conciencia.y así realizar acciones que no resistirían el más mínimo análisis racional. El ser humano es capaz de ser manipulado o manipularse a sí mismo psicológicamente para desarrollar mecanismos, pensamientos e ideas que le permitan contribuir a que una monstruosidad como el Holocausto sea posible. El mal puede ser banal, superficial y simple. Sus responsables pueden ser tipos comunes, casi ordinarios, sin ninguna característica especial más que seguir órdenes y desarrollar (conciente o inconcientemente) un sistema ideólogico mínimo que le de cierta lógica a sus acciones. En términos generales esto fue lo que observó Arendt. Y sin discutir cuánta verdad haya en su análisis y hasta qué punto TODO el mal pueda explicarse "banalmente", lo cierto es que existen personas con una incapacidad real de pensar, razonar y percibir las propiedades, características y consecuencias morales de las acciones. Es una especie de "falta de ser", una carencia que le hace imposible a una persona ver y entender realmente por qué algo es bueno o malo en sí mismo., incluso cuando para la mayoría de las personas sería evidente. Su sistema de valores y su estructura mental es tan básica y rudimentaria que simplemente se encuentran "más acá del bien y del mal". En una condición de atrofia moral que desemboca en la total y absoluta incapacidad para aprehender y comprender el mundo éticamente, y por ende, humanamente. Su falta de ser los convierte en eso, en casi-personas., en pseudo-hombres Carecen de una de las características fundamentales del ser humano, el sistema moral y la interpretación ética del mundo. La industrialización del Holocausto y la cosificación de sus víctimas son testimonio de esta condición.
Volveremos a esto...
Muchos anticipaban el juicio y en especial las intervenciones de Eichmann. En parte porque se esperaba una explicación, una mirada interna y personal que le diera de algún modo algo de sentido y revelara la estructura que hizo posible la producción industrializada de muertos. Y hacemos énfasis en el término "industrial" porque el Holocausto fue llevado a cabo con toda la eficiencia de una empresa industrializada que sólo es posible en un estado moderno. Existió división y especialización del trabajo, también una estrcutura burocrática estatal encargada de procesos y gestiones operativas, y también se emplearon maquinaria y equipos que permitieran maxificar y masificar resultados, que a su vez, acompañaban y profundizaban la "cosificación" de todos los elementos del proceso, especialmente a los seres humanos involucrados en él.
Los individuos clasificados por números, despojados de toda identidad o de algún rasgo genuinamente humano, eran convertidos en objetos, en elementos constituyentes del proyecto. Y los funcionarios, al asimilar la cosificación de los individuos, lograban percibirlos como tal. Así el proceso que conducía al asesinato de seres humanos indefensos se transformaba en cumplimiento del deber y responsabilidad hacia el trabajo. De algún modo se tomó frente al Holocausto la aproximación que una corporación emplearía para elaborar un producto (en cantidades industriales) con la mayor eficiencia posible. De ahí el origen de la expresión "producción industrializada de muertos".
Ahora, ¿Quiénes serían capaces de algo así? ¿Quiénes podrían planificar semejante proyecto atroz y quiénes serían capaces de ejectuarlo? Algunos han afirmado que sólo una encarnación del mal absoluto podria realizar algo así. Lo cierto es que al pensar en los responsables imaginamos hombres corroidos por el odio, contaminados y alienados por la ideología, profundamente trastornados y enfermos pero indudablemente capaces y con cierto grado de inteligencia. Esto se debe a que la estructura creada para ejecutar la "solución final" pareciera en principio requerir cierto rango intelectual y la exclusión de incapaces e ineptos.
Sin embargo, Arendt titula su reporte "Eichmann en Jerusalem: Un estudio sobre la banalidad del mal". No es nuestra intencion discutir aqui el trabajo de Arendt, el enorme impacto que tuvo y la polémica del que ha sido protagonista. Pero si hay que mencionar que, en pocas palabras, Arendt no encontró en Eichmann a una mente maestra particularmente inteligente. Como si su personalidad, sus pensamientos y opiniones no dieran cuenta de todo lo que fue capaz de hacer.
Personalmente creo (y es lo que encuentro realmente interesante) que Hannah Arendt dejó al descubierto una especie de mecanismo o capacidad del ser humano para, en determinadas circunstancias, suspender o incluso prescindir de su moralidad, sentido común y conciencia.y así realizar acciones que no resistirían el más mínimo análisis racional. El ser humano es capaz de ser manipulado o manipularse a sí mismo psicológicamente para desarrollar mecanismos, pensamientos e ideas que le permitan contribuir a que una monstruosidad como el Holocausto sea posible. El mal puede ser banal, superficial y simple. Sus responsables pueden ser tipos comunes, casi ordinarios, sin ninguna característica especial más que seguir órdenes y desarrollar (conciente o inconcientemente) un sistema ideólogico mínimo que le de cierta lógica a sus acciones. En términos generales esto fue lo que observó Arendt. Y sin discutir cuánta verdad haya en su análisis y hasta qué punto TODO el mal pueda explicarse "banalmente", lo cierto es que existen personas con una incapacidad real de pensar, razonar y percibir las propiedades, características y consecuencias morales de las acciones. Es una especie de "falta de ser", una carencia que le hace imposible a una persona ver y entender realmente por qué algo es bueno o malo en sí mismo., incluso cuando para la mayoría de las personas sería evidente. Su sistema de valores y su estructura mental es tan básica y rudimentaria que simplemente se encuentran "más acá del bien y del mal". En una condición de atrofia moral que desemboca en la total y absoluta incapacidad para aprehender y comprender el mundo éticamente, y por ende, humanamente. Su falta de ser los convierte en eso, en casi-personas., en pseudo-hombres Carecen de una de las características fundamentales del ser humano, el sistema moral y la interpretación ética del mundo. La industrialización del Holocausto y la cosificación de sus víctimas son testimonio de esta condición.
Volveremos a esto...
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