Notas sobre Dostoievski y Memorias del subsuelo

 


Dostoievski es un escritor de las últimas cosas: La existencia de Dios, el sufrimiento, la paradoja de la condición humana y el sentido de la vida, aparecen una y otra vez en sus novelas desde distintas perspectivas como obsesiones de las que es imposible liberarse, y sólo queda hundirse en ellas para examinarlas con la falsa esperanza de agotarlas finalmente. Tal vez nadie haya estado tan cerca de expresar y explicar en toda su complejidad la trágica y maravillosa existencia humana. En eso está su grandeza.

Memorias del Subsuelo ha sido considerada como la primera y mejor introducción literaria al existencialismo, y además, la novela que inicia la etapa del mejor Dostoievski, el que luego escribiría Crimen y Castigo, El Idiota, Los Demonios y Los Hermanos Karamazov.

Últimamente había publicado en el blog algunas ideas generales sobre los libros que leía a modo de comentario y reseña, para compartir opiniones  experiencias. Esta vez, por el impacto emocional y la profundidad psicológica de Memorias del Subsuelo, prefiero copiar aquí las notas que fui tomando a través de la lectura, con las que intentaba comprender a este protagonista sin nombre, conocido como "El hombre del subsuelo".

- El alma rebelde del hombre es esclava dentro de su propio cuerpo.

- La inteligencia y la conciencia son una condena y una rebelión a través de la cual el hombre se problematiza, se degrada y se atormenta. El hombre natural, instintivo, espontáneo, simple y tonto es más feliz porque no tiene conciencia y está liberado de la necesidad de pensar.

- El terrible sufrimiento por la inevitabilidad de la muerte, por la posibilidad del sin sentido y la inutilidad del sufrimiento humano.

- A través de la muerte y el sufrimiento, el ser humano es ofendido existencialmente.

- Indefenso, impotente, frustrado, atrapado, esclavizado y ofendido, el hombre rebelde se degrada, se hace ruin y convierte su existencia en una negación de la naturaleza y sus principios más elevados. La rendición a la oscuridad y el abismo.

- El mal es el drama de la libertad, y a veces, su consecuencia.

- El hombre es una paradoja, una contradicción, capaz de lo mejor y de lo peor en determinadas circunstancias, un ser racional y pasional, abnegado y caprichoso, cruel y compasivo, elevado y degradado, puro y ruin, pero sobre todo es libre, y conciente de su libertad quiere vivir para ejercerla en cualquier dirección, hacia arriba, hacia abajo y a los lados.

- En más de 100 años no hemos cambiado nada, seguimos hundidos en el fango de la estupidez y la banalidad.

- El hombre del subsuelo es un hombre absurdo desgarrado y corrompido por la estupidez, la vanidad y la arrogancia humanas. Desprecia a los "hombres simples" por no ser capaces de aprehender los principios más elevados de la vida, se desprecia a sí mismo por darse cuenta de eso y desprecia al mundo por su grotesca e inherente contradicción, donde lo sublime es mofado y ultrajado por el canalla. Sólo queda revolcarse en el fango y ensuciarlo todo.

- El absurdo a veces hace que la vida sea vulgar y repugnante, penosa y miserable. Una ofensa tragicómica, terrible y lamentable.

- El infinito rencor de la humillación existencial.

- La máscara que la soledad y la miseria le han obligado a ponerse. No es el hombre que quiere ser y se averguenza de ello.

- Liza representa las fantasías y las vanas esperanzas que hacen todavía más terrible la patética realidad.

- En algún lugar, enterrada bajo la infinita soledad, bajo el rencor hacia la vida y los otros, debajo del desprecio y la repugnancia por la insoportable degradación, la patética vanidad, la intolerable injusticia, el implacable sufrimiento y el monstruoso absurdo de la paradójica, contradictoria y miserable condición humana, perdida en medio de un Universo oscuro y frío, impenetrable, en un mundo despiadado, desgarrado por el mal y las pasiones más bajas; debajo de la descomunal cantidad de basura, de los terribles escombros, de la humillación y la profunda tristeza, se encuentra un alma manchada, arrasada y mutilada, herida de muerta en una perpetua agonía de fracasos y arrepentimientos, que se resiste a renunciar, que se niega a entregarse y se rebela inútilmente con sus escasas fuerzas; y en medio de  la desolación y la esperanza a veces grita, grita y se aferra al sueño imposible de una vida distinta, de una realidad donde la felicidad aun era posible y el rencor, la mentira y la corrupción no la habían ensuciado para siempre, como un pantano de oscuridad y eterna melancolía. En lo más bajo del subsuelo, a distancias inimaginables de la libertad y la redención es muy tarde, siempre es demasiado tarde.




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