A.M
Antes de ir a dormir, sentado en la cama, espiando la ciudad a través de las persianas entre abiertas, y sin saber cuánto tiempo le quedaba, suspiró profundamente y pensó que había sido un buen día. El despertar, aún en el estado actual de cosas, jamás podría vencerlo o impedirle continuar; porque por cada día bien vivido la muerte tiene que esperar, o así quisera él que fuera.
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