Aquel Lugar
Conoces muy bien aquel lugar del más allá. Hemos estado ahí miles de veces. Desdibujados y perdidos. Y te has sumergido en el caos del sentir, en el desorden perfecto de la emoción sufrida. Donde cada fibra, cada vibración, por encima de todo concepto, se eleva sublime sobre cualquier racionalización. Leer estas palabras, contemplar esta hoja y estas letras representaría un criminal absurdo, una amenaza de muerte contra estas siluetas de la sangre y los sueños de un corazón henchido. Ya no existen formas, la densidad es expelida como un abismo de antimateria. Estar aquí es un limbo, una desintegración glaciar que me congela y me calcina al mismo tiempo. Soy ceniza porque he ardido. Me he petrificado en este vacío absoluto en donde no cabe nadie más. Eres gas, etérea. Todo está impregnado de ti, y tu esencia se desparrama sobre todo sin acierto. Es un desbordarse, un no caber, una pulsión incontenible que me aniquila. No soy nada. Se evapora el ego en pura disolución de amor; en un no estar de querer llenarlo todo.
No hay arriba, no hay abajo. El espacio es sensación, sin equilibrio o armonía. Sin embargo existo, y puedo vibrar. Desgarrado entre la irrealidad de este sueño y la trivialidad del presente. Quiero estallar los instantes, cualquier referencia a un encuentro verdadero. Cualquier puerto que entregue tu olor al viento. Quiero que la distancia arranque las huellas de tus pies y las coloque en un lugar donde ya no puedan verse, donde no me hablen de metros ni me cuenten los pasos. No quiero ver más puertas, horizontes o fronteras. Quiero ver la nada, esta nada que no me deja respirar, que me parte el pecho cuando pido aliento. No quiero treguas, saludos o despedidas. Ninguna referencia a algún encuentro verdadero. Te espero en aquel lugar, en nuestro desorden, en el caos infinito que sólo tú y yo conocemos, si es que existe tal cosa. No me avises que has llegado o me adviertas si no vas. No espero tenerte, y tampoco te espero. Nada más efímero que el delirio de los dueños. Disolverme sin remedio, contigo o sin ti. Tan sólo eso quiero. Entre tus manos y mis dedos, donde siempre me encuentro sin haber estado.
No hay arriba, no hay abajo. El espacio es sensación, sin equilibrio o armonía. Sin embargo existo, y puedo vibrar. Desgarrado entre la irrealidad de este sueño y la trivialidad del presente. Quiero estallar los instantes, cualquier referencia a un encuentro verdadero. Cualquier puerto que entregue tu olor al viento. Quiero que la distancia arranque las huellas de tus pies y las coloque en un lugar donde ya no puedan verse, donde no me hablen de metros ni me cuenten los pasos. No quiero ver más puertas, horizontes o fronteras. Quiero ver la nada, esta nada que no me deja respirar, que me parte el pecho cuando pido aliento. No quiero treguas, saludos o despedidas. Ninguna referencia a algún encuentro verdadero. Te espero en aquel lugar, en nuestro desorden, en el caos infinito que sólo tú y yo conocemos, si es que existe tal cosa. No me avises que has llegado o me adviertas si no vas. No espero tenerte, y tampoco te espero. Nada más efímero que el delirio de los dueños. Disolverme sin remedio, contigo o sin ti. Tan sólo eso quiero. Entre tus manos y mis dedos, donde siempre me encuentro sin haber estado.
Comentarios
Me encanta!
Te pasas.
Es lo mejor que te he leído hasta ahora, aunque el primero más literario también.