Notas Filosóficas II

1.8 “La filosofía es la búsqueda de la verdad por la verdad misma, y hasta sus últimas consecuencias. En ella se plantean los diversos problemas, preguntas, perplejidades e inquietudes del hombre frente a la naturaleza de la realidad y su significado existencial. Implica el análisis y la reflexión sobre las causas, motivos, circunstancias y consecuencias de todos los fenómenos, sucesos y acontecimientos relativos a la experiencia humana del mundo. Es la búsqueda de un modelo comprensible, aprehensible y comunicable del Universo.”

1.9 “La filosofía no puede convertirse en la traición a los necesitados, en el oscurecimiento del saber. Al modo de una llave que se entrega al desvalido prisionero para liberarse de sus cadenas, con la peculiaridad de que dicha llave se encuentra en un impenetrable cajón resguardado por un descomunal cerrojo. El prisionero impávido observa a su libertador que tan sólo arruga el rostro para hacerle saber que olvidó hacer la llave que abre el cerrojo, cuando en primer lugar debió cuestionar la existencia de semejante cajón”

1.10 “La relación efectiva con la naturaleza y el dominio progresivo de esta por parte de la técnica humana suponen evidencias de correlación entre la realidad-en-sí y la realidad-para-sí, más allá de los cuestionamientos racionales sobre la veracidad de la información adquirida a través los sentidos. Sin embargo, la experiencia cotidiana nos ha demostrado que dicha correlación es limitada y que, por sus propios medios, las percepciones sensibles no son capaces de informarnos sobre la totalidad de los fenómenos que constituyen la realidad-en-sí. El mundo de los objetos no es agotado por la vía empírica sensorial. De esta manera el problema no radica únicamente en revelar las limitaciones de los sentidos, sino en descubrir y descifrar los caminos hacia el conocimiento de la realidad.”

1.2 “El hombre moderno ha olvidado el esfuerzo, la lucha y el dolor que han sido necesarios para construir el mundo que hoy habita. Ha olvidado la raíz noble de su identidad histórica y asume que el mundo es un objeto dado, constituido por instituciones incólumes que garantizan por sí mismas la seguridad y el bienestar sin esfuerzo alguno. El hombre moderno no posee vínculos reales con el mundo circundante, sino que se limita a habitarlo y disfrutarlo como un derecho otorgado que no exige nada a cambio. Vive desparramado en la apatía del disfrute. Sus ojos, que reflejan ya el olvido del olvido, perciben un mundo que funciona solo, del que otros, completamente invisibles, se encargan. Para él el mundo es un souvenir, es entretenimiento paternalista, es una herencia que se despilfarra.”

1.21 “O, por el contrario, especialmente en los países más pobres y subdesarrollados, como los africanos y muchos de los latinoamericanos, se convierte en una jaula infernal de la cual son víctimas prisioneras. La ironía se encuentra en que el olvido es tan profundo que la propia negligencia no ha soportado la densidad del abismo. La apatía ha consumido por completo su impulso vital, han sido despojados de su instinto de existencia. Apenas sobreviven, apenas están. De la indiferencia humana ha nacido el alma marchita de la pobreza, la criatura alienada con las anteojeras de la ignorancia. Por la cual, a través de la marginalidad, va dando tumbos tanteando los delirios de su propia alienación. Esta es la fantasía del pobre, el engranaje infernal que lo desgarra sin llevarlo a ninguna parte. Son los remeros del barco olvidados por el sol, los que nunca han visto el mar.”